La Herida Ignorada
Otras alertas se requieren,
Tras el emerger de nuevas serenidades.
Las heridas reclaman
La más profunda de las intimidades,
Para que sus secretos sean mostrados.
Estos secretos, al ser desvelados, provocan esa embriaguez que necesita el ser, para poder vislumbrar la naturaleza del profundo engaño, que intoxica el alma.
Este engaño envolvente, es rápidamente cubierto por una gruesa capa de intenciones, que lo ocultan, cuando se carece de la militancia adecuada.
Este engaño es lo que devora las almas, robándoles el recuerdo de su origen y cortándoles las conexiones con su pureza inmanente.
Hoy he elegido el silencio.
El silencio locuaz,
Capaz de aliviar la sed
Que se oculta en los repliegues del corazón.
Después, quise transcribir lo indescriptible, para su evocación, ante aquellos que saben de estas heridas y se han hecho responsables de ellas:
Silencios elocuentes
Entregas silenciosas
Provocan en el ser
El despertar del héroe
Que señala, con su coraje
Su impredecible ruta
Carente de buenas intenciones
Confía en la bondad de su naturaleza
A la que eternamente sirve
Fielmente
La frondosidad de la maraña
No le oculta la hondura de los infiernos
En ellos incinera
Toda impureza
Es su firmeza lo que atemoriza
A los embaucadores y a su penumbra
Mientras precipitan
Su generoso sacrificio
Al ser nutrido por el silencio
Su profundidad es insondable
Y así, sus misterios arcanos
Enamoran secretamente a las almas
Por esta razón es invocado
Por quienes aún le añoran.
Existe una imposibilidad, que obstruye la comprensión de la naturaleza heroica, en quienes se han convertido a sí mismos en un medio.
Un medio es un utillaje, una herramienta para conseguir otras metas, lejanas, imaginadas, con las que se pretende evadir cobardemente este presente.
¡Qué obscenidad!
¡Aquello que es, en sí mismo, el fin máximo de la creación, imagina otras metas, para eludir su propia existencia!
Al proyectar sus percepciones
Hacia sus imaginarios objetivos
El ser humano va perdiendo
La hondura y la discriminación
De sus percepciones internas reales
El amor más puro e inimaginable
Es despreciado y apartado por el engaño
Por el deseo de lo imposible
Por lo obsceno
Profanando toda su pureza innata.
¡Qué tragedia!
¡La pureza con que esos niños enamoraban al nacer, ha sido entregada al altar del sacrificio!
¡El altar del oscuro dios de las apariencias!
¡Las hogueras del deseo están encendidas!
¡Ese fuego quemará sus almas!
Desde la atenta observación
Se oyen los gritos desgarradores
Que emergen del corazón
De quienes se ignoran
Las lágrimas compasivas
De la Madre originaria
Se resbalan por el acerado cristal
Que amuralla sus corazones
Ahora presos de la codicia
¡Qué gran crueldad!
La necedad ha sido elegida como refugio
La ignorancia como madre adoptiva
Las llamas del Dios Oscuro
Devorarán sus esperanzas
Y el miedo sellará los cerrojos
De su encarcelamiento
Dónde quedaron aquellas risas puras
Aquellos abrazos sinceros
Aquella mágica protección
Aquel amor sin límites
“¿Dónde te has escondido?”
Exclamaba su Madre
Pero su lenguaje no era entendido
Sus palabras habían sido deformadas
Por la ambición y el orgullo
Dueños ahora de su alma
Una ambición y un orgullo que,
Insultando a sus propios orígenes,
Se han apropiado de su corazón
Desenraizando a su propio ser.
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“¡El héroe genuino debe ser invocado
Para que el acto heroico sea ejecutado!”
Así lo proclamaron los sabios
Para que aquellos que tengan oídos oigan
Y el eco de su voz aún resuena
En los profundos valles del alma
En donde adormecen los héroes
Esperando su amanecer.
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Marsias Yana
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