Ermitaños
Ermitaños es un fragmento del libro Evocación, en donde se narran algunas de las vivencias que determinaron el desarrollo de una relación singular.
En estos entornos se fue cultivando la amistad entre Marsias y Roger. Poco podían imaginar, en aquellos tiempos, lo que el tiempo les depararía antes de llegar a la madurez.
Marsias describe estos encuentros de esta forma:
“Y allí, mientras compartíamos nuestra entusiasta embriaguez, descubriendo la belleza que oculta nuestro dolor, nuestro lenguaje ganó en discriminación y lucidez.
Una lucidez que, años después se reveló imprescindible, para poder encarar la cruenta guerra que nos esperaba, mostrándonos el coraje que se requería para poder vencer la banalidad y su crueldad, implícitas en quienes se alejan de la vida.“
Roger, un día, precisó:
“El verdadero poeta se limita a describir fielmente, aquello que percibe, desde las mayores honduras, sin añadir ningún otro detalle, que mancharía de vanidad su poema.
La poesía auténtica es una fiel cartografía del sentir.”
“Inflamados por una rebeldía espontánea, que nos había despojado de artificio, descubrimos los recursos que la poesía ofrece, cuando está dotada de coraje y sinceridad. De esta forma, pudimos abrir cauces directos al sentir.”
Una perspectiva en la que el autor pretende introducirnos, esquivando las sofisticadas barreras defensivas, que actualmente protegen el engaño subyacente, sobre el se han funtamentado los actuales valores literalistas y productivos, que han sometido la espontaneidad de la naturaleza genuina del ser humano.
“Personalmente, desde mi juventud, he visto ridículas esas visiones trogloditas, que se nos insiste en las escuelas, sobre nuestros antepasados. Siempre pensé que estas suposiciones eran poco inteligentes.
También había observado que, esta visión de la brutalidad histórica y prehistórica (propugnada por el poder) era fervientemente defendida por quienes, refugiados en su imaginación e ignorando su naturaleza, huyen de sus orígenes.
Al contemplar y apartar esas servidumbres conceptuales (implantadas en la dieta mediática y educativa del ciudadano actual) tan carentes de lógica, comenzaron a resonar en mi interior otras grandezas, sublimes, que evocaban otros linajes, más propios de héroes y sabios, que de hombres-mono. Y esto liberó mi discernimiento”
La visión de esas barreras, es sin duda un gran logro. Tras ello queda lo más apasionante:
Recuperar el coraje que la compasión (por ese dolor desatendido que nos subyace) nos tiene reservado.
Macario