Susurros Selenios
Susurros Selenios es quizá el texto más hermético de M. Yana. La causa quizá se deba a que su contenido se desprendió de unos apuntes, dedicados a un grupo de estudiantes, que participaron en repetidos seminarios con el autor. Durante el desarrollo de estos seminarios se fue construyendo un particular lenguaje, que facilitó la digestión de muchos de los contenidos que se trataron:
“Sólo desde el reposo, es posible escuchar atentamente las preguntas que nuestra conciencia se plantea, sobre el hecho de la existencia.
Sin el contacto con estas preguntas no sucedería el discernimiento, necesario para el desarrollo de la conciencia.
Hoy en día, es claramente perceptible, cómo este reposo está amenazado por el incremento constante de deseos. Deseos que, habiendo alcanzado el rango de necesidades, vienen acompañados de exigencias y desasosiegos.
En este proceso, continuamente se necesitarán nuevos deseos, para seguir eludiendo, indefinidamente, los reclamos internos. Con el paso del tiempo, estos reclamos irán incrementándose en una progresión exponencial, provocando la extenuación y el consiguiente abandono de nuestras fidelidades internas.
El afán con el que se acumulan codiciosamente el mayor número posible de esas necesidades, indica el nivel de imposibilidad que tiene el individuo para indagar la validez de esta actitud. Siendo, esta imposibilidad indagativa, el umbral que señala la curva degenerativa de la conciencia.
Sólo cuando se conquista una sinceridad profunda y valiente, puede ser liberado el verdadero coraje. Un coraje que permanece adormecido, cubierto por engaños y atenazado por ilusorios miedos.
Únicamente con la suficiente sinceridad y el suficiente coraje, puede llevarse a cabo un verdadero despliegue de la conciencia.
Sólo cuando la conciencia se despliega y conquista una mayor espaciosidad, puede permitirse el individuo luchar contra sus autoengaños.
Unos engaños que hoy permanecen bien guarecidos, bajo complejos juegos emocionales, auspiciados y nutridos por nuestra complicidad con un mundo a la deriva.
Ha sido proclamado (desde las más hondas sabidurías) que el contacto responsable con el dolor subyacente, es la opción más obvia, para aquellos que deseen conocer las causas de su sufrimiento.”