Infierno Nihilista
Govinda era un peregrino hinduista, con quien Marsias mantuvo un estrecho contacto, en su último viaje a India.
Junto a él surgieron profundos coloquios, en las faldas de Arunachala.
Se recogen aquí algunos fragmentos de lo que Govinda expuso a Marsias, extraidos de su libro “La Bifurcación“.
Después de despedirme de Govinda, me fui a un templete, dedicado a Shiva, de unos treinta o cuarenta metros cuadrados, en donde había algunos sadhus, que permanecieron indiferentes a mi presencia, encendiendo sus chillums.
[El chillum es una pipa cónica, tallada en piedra o madera, en la que se introduce una mezcla tradicional de hierbas sagradas, utilizada por los shadus en sus adoraciones a Shiva.
En las tradiciones sacras antiguas es habitual encontrarse con estos sacramentos, que tienen el potencial de modificar la mente conceptual y liberar la conciencia intuitiva.
Los que practican estos rituales saben que este sacramento puede ser profanado por un uso incorrecto. Esta profanación, al manchar la pureza, obstaculiza la conciencia indagativa.]
Así, en un cálido atardecer de agosto, en aquel templete de Arunachala, dedicado a Krishna, mientras los sadhus se zambullían fervorosamente en los océanos oníricos de Shiva, pude profundizar y reflexionar en las palabras de Govinda que aún resonaban en mi mente:
“La Luminosidad no podrá manifestarse, mientras nuestra fidelidad no proteja el umbral de lo sagrado.”
“Cualquier concepto deberá ser desvelado, antes de que se convierta en el peor de los venenos.”
“Los conceptos son armas peligrosas, cuando pretenden contener a Lo Grandioso. Si no impedimos esta profanación, nos pueden arrojar al peor de los infiernos:
El Infierno Nihilista.
Es ahí, donde se calcinan los restos de pureza y se fragua el carácter diabólico.”
“En el nihilismo La Esencia es negada, siendo suplantada por una emulación, hueca de todo contenido real. Desde ahí se niega al Ser y su naturaleza Sagrada.”
“Ese vértigo que nos provoca el abismo, del exilio de nuestra verdadera naturaleza (que se expresa en una incertidumbre constante), debe ser atendido con audacia y compasión.
Sólo así podremos indagar nuestra posición real frente a la existencia y frente a la eternidad.”
“Encerrados tras los gruesos cerrojos conceptuales, que pretenden protegernos de nuestro temor a la eternidad, vivimos exiliados en la ignorancia.”.
“La identificación con lo aparente, como consecuencia de una pusilánime necedad, es lo que provoca esa cobardía e indolencia, que nos obliga a ignorar nuestras interioridades.
Cultivando esta ignorancia, se destruye esa naturalidad que permitiría a la conciencia recuperar su espontaneidad intuitiva.”
“El cúmulo de conceptualizaciones, con el que se pretende ocultar aquello que tememos sentir, absorbe todo raciocinio y deteriora la inteligencia.
Bajo el despliegue conceptual de un etiquetado futil, ocultándosenos intenciones subyacentes, nos hemos sometido.
Legitimada con conclusiones resabiadas, se acepta la ocultación de lo furtivo, generando la ignorancia de los motivos reales de nuestros actos. Emulando así una inocencia fingida.
Recuperar esta espontaneidad, nos permitiría percibir los verdaderos reclamos del Ser, antes de caer enajenados bajo el letal peso del egocentrismo.
Quienes han firmado un pacto con el engaño (sitiados por abismos conceptuales) aceptan la protección que éste les ofrece. Para éstos, la necesidad de huir del drama es mayor que la necesidad de resolverlo.
Para quienes temen a la Verdad, la mentira se ha convertido en su hogar. Quienes la aman, se sumergen en la Eternidad.
Sólo recuperando La Dignidad, puede la conciencia atravesar los enredos de sus escaramuzas mentales e interrogar esos ocultos temores que determinan el devenir del sufrimiento.”
Capítulo extraído de “La Bifurcación“
.
Marsias Yana